La vida, tan extraña, tan fascinante. Regalada a cada ser que puedas encontrar rondando por ahí; incluida a nosotros, estos entes de carne y hueso, extrañamente dotados con pensamientos y palabras inagotables.
Todo el tiempo, rondando por ahí, entre las luces de una vacía ciudad, escuchando quejas, precenciando peleas, sintiendo lágrimas, evadiendo el llanto, sintiendo las punzadas de una profunda desesperación.
El mundo, cada pueblo, cada calle, cada hogar, son ahora un campo de batalla. Injusticia. Basura humana. Cansancio. Oscuridad.
...Y más camino por recorrer...
En eso, una ráfaga. A levantar la mirada. Ahora observando sinceras sonrisas, apreciando inimaginable arte, viviendo incontables aventuras, dando afecto, aceptando la calma.
Un cambio que siempre estuvo ahí. Las luces ahora bailan .
Sueños, esperanza, alegría, ilusión, amor, pasión, imaginación ¡Resplandor!
...Una sonrisa...
...Un impulso...
...Un pensamiento...
...¡Una vida!...
Y todo siempre estuvo allí, encerrado entre las tinieblas.
¡Ya no, nunca más!
Tal vez aún sea un campo de batalla, pero siempre hay una razón por la cual seguir y por la cual iluminar el vacío.
Aún se alcanzan a ver las estrellas, aún cuando el cielo se nubla.
Sí, aún se alcanzan a ver y siempre bajarán para que sean concedidos los sueños.
Siempre existirá una luna que ilumine las noches, aunque no sea visible.
Se puede mirar atrás, está permitido recordar y es posible llorar.
Pero es inaceptable detenerse.
Porque dentro, muy dentro, resuena una eterna melodía, que hace que hace que las luces bailen para que las pasiones nunca se acaben.
Louhi~
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